jueves, 29 de septiembre de 2016

Estrategia: Parar conductas indeseadas en niños pequeños con una sola frase mágica.

Habéis entrado en el blog atraídos por la promesa del título. Una frase mágica que haga que tu hijo pare de hacer eso que no quieres que haga. Una suerte de Abracadabra de la disciplina. Lo que os traigo hoy es casi, casi eso. Aunque no exactamente... En realidad, es mucho más.

Siguiendo a Janet Lansbury he aprendido la frase que más veces he utilizado en estos dos años y pico: "No voy a dejar que hagas eso". Si seguís el blog, seguro que la habéis visto muchas veces: en los supuestos prácticos, en algunos artículos traducidos o cuando os cuento mi experiencia. Seguro que pensáis que lo de llamarla frase mágica en el título es para crear expectativa, pero no (bueno, vale, un poco sí) el caso es que de verdad a veces parece mágica.



Hoy os voy a hablar expresamente sobre esta estrategia para parar conductas indeseadas en niños pequeños, típicamente hasta los 3 años, aunque después se puede seguir usando va perdiendo efectividad. Podemos usarla para cualquier cosa: si quieren tocar algo que no deben, para impedir que se suban a algún sitio indebido, para ayudarles a dejar de pegar, morder, dar patadas, en un momento concreto.

Ya he comentado alguna vez que por lo general, en estas edades, las explicaciones no valen de mucho. Cuando una mami o un papi que practican crianza respetuosa pide consejo para parar alguna conducta indeseada en su peque suele decir "Se lo decimos mil veces, se lo explicamos, y no sirve de nada". Una vez incluso hubo una mami que dijo "Parece que le hablo en chino" sobre su peque de año y pico. Y tenía razón, más o menos. Con menos de tres años la mayoría de los peques todavía están desarrollando el lenguaje, así que cuando nos escuchan hablar solo reciben palabras claves. Casi toda su información la sacan en realidad del lenguaje no verbal: gestos, tono de voz, volumen... Así que lo ideal es mantener una comunicación breve y directa con los más peques.

¿Cómo sería entonces la estrategia?

PASO UNO: Acercarse al niño en cuanto veamos que está haciendo / va a hacer algo que no queremos que haga.

PASO DOS: Bloquear el movimiento suavemente con la mano.

PASO TRES: "No voy a dejar que X (pegues, toques eso, muerdas, te subas ahí, etc)"

Y listo. Fácil, ¿verdad?

Hay algunas cosas a tener en cuenta:

El lenguaje corporal: a menos que sea una emergencia real, el lenguaje corporal debe ser relajado. Nada de ceños fruncidos, ni de cara de enfadados, ni cara de susto (ya digo, a menos que sea algo realmente peligroso). Paso tranquilo al acercarse, hombros relajados, cara neutra al menos.

El tono: igual que antes, a menos que sea una emergencia real, el tono debe de ser neutral. Utiliza tu voz normal para que suene más directo, evita usar la voz aguda con la que tenemos la costumbre a veces de hablar a los bebés. Utiliza un tono enunciativo, el que usas para afirmar algo tipo "Hoy hace sol".

El volumen de voz: igual, neutro tirando a bajito. En general con nuestros hijos es mejor tener la costumbre de hablarles con un tono de voz tirando a bajo. Así se pueden centrar más en nuestras palabras.

La actitud: de confianza, de tenerlo todo controlado. Los peques se sienten más seguros cuando sus padres actúan como guías que saben lo que hacen (aunque a veces nosotros mismos sintamos que no tenemos ni idea). Nuestra actitud debe transmitirle a nuestro peque que estamos ahí para ayudarle a aprender cómo manejarse en el mundo, que le vamos a indicar qué cosas puede hacer y qué no, y que nada de lo que ellos hagan nos va a poner nerviosos (lo sé, lo sé, mucho más fácil decirlo que hacerlo). Lo más probable es que más de una vez nos pongan nerviosos, y que más de una vez hagan algo en una situación en la que vamos a dudar de cómo responder, pero es importante que nuestra actitud no transmita eso. Imaginaos un médico que os está atendiendo, ¿con qué actitud os gustaría que os tratara? Quizás tenga dudas, quizás esté nervioso, pero parte de su papel es que no se le note para que pueda transmitir seguridad al paciente y al resto de su equipo. Pues nosotros igual.

¿Y qué pasa si repite o intenta repetir la acción?

Repetimos los pasos dos y tres tantas veces como sea necesario hasta que suceda una de estas dos cosas:

a) el niño desiste en la acción

b) notamos que estamos perdiendo la paciencia

Si el niño desiste, pues nada, a otra cosa. No hace falta mencionar, ni explicar, ni nada. Lo hemos dicho alguna vez, si el niño pasa página, nosotros también.

Si notamos que estamos perdiendo la paciencia es porque estamos dando más oportunidades de las que en realidad estamos preparados para soportar. En ese caso le decimos "Veo que necesitas ayuda para parar" y tomamos las acciones necesarias para que sea imposible seguir con lo que estaba haciendo: que estaba pegándote, te levantas y te alejas, que estaba tocando algo, lo quitas de su alcance (probablemente debería haber estado fuera de su alcance desde el principio), o lo coges en brazos y lo apartas a él. Podemos ofrecerle una alternativa apropiada si creemos que el comportamiento responde a alguna necesidad. Por ejemplo, si está tirando juguetes, podemos retirarle los bloques de madera con los que puede hacer daño y ofrecerle otros objetos blandos que sí pueda tirar: peluches, pelotas de tela, cojines, lo que nos parezca. Si intenta mordernos, es posible que responda a una necesidad de morder por un proceso de dentición, por ejemplo, así que podemos ofrecer un mordedor, o algún otro objeto apropiado. Si lo que está haciendo es dar patadas, podemos entender que necesita descargar energía acumulada y podemos ofrecer la opción de salir a dar patadas a un balón.


¿Y si se enfada y se pone a llorar?

A menudo, sobre todo cuando ya no son bebés, esta estrategia va a terminar con el niño llorando, enfadado porque no le estamos dejando hacer algo que quiere/necesita hacer. A veces, ofrecer una alternativa apropiada será suficiente para que se le pase el enfado, pero otras veces entraremos en un desborde emocional en toda regla. ¿Qué hacemos entonces? Lo que hemos hablando ya varias veces cuando hemos tratado el tema rabietas: validar, nombrar, y acompañar.

Validamos sus emociones asegurándole que lo que siente es normal, que todo el mundo se siente así a veces, que le entendemos, que no le juzgamos, que estamos ahí para escucharle.

Nombramos lo que siente como parte de una educación emocional temprana. No siempre es necesario nombrar la emoción concreta, a veces podemos interpretar un enfado cuando en realidad es frustración por ejemplo. Si tenemos claro que emoción es la que está sintiendo la podemos nombrar, pero a veces con decir simplemente que está disgustado es suficiente.

Le acompañamos en el desborde emocional, le dejamos saber que estamos disponibles si nos necesita, en ese momento o más tarde si es de los niños que reclaman espacio cuando están en plena rabieta. Ofrecemos consuelo, o espacio, según las necesidades del niño y del momento. Ofrecemos nuestra presencia de forma que se sienta plenamente aceptado, tanto él como individuo como sus emociones. Sin juicios ni vergüenza.

¿Y eso como se hace?

Más o menos así:

"Estás enfadado. Lo sé. Querías tirar los juguetes y no te he dejado. ¿Necesitas un abrazo? Veo que ahora mismo necesitas espacio. Estoy aquí si me necesitas."

Esperamos a que procesen la emoción, y ofrecemos consuelo cuando nos lo pidan. Sin más. Y cuando ellos pasan página, nosotros también.

¿Pero, entonces, no puedo explicarle por qué no se pueden hacer las cosas?

Como poder, puedes, pero no siempre te va a resultar útil. Si es algo que te parece importante, tienes que saber elegir el momento. Ponerte a explicarle con razonamientos super lógicos por qué algo no se puede hacer cuando está empezando o en plena rabieta no te va a servir de nada. Si quieres explicar tus razonamientos, espera a que haya pasado la situación y el peque vuelva a estar en calma.

¿Y si es una acción que se repite muy a menudo? ¿significa eso que la estrategia no funciona? ¿qué hago entonces?

Buscar la causa. Recuerda que los comportamientos son los síntomas, y como tal no tiene sentido centrarnos exclusivamente en tratarlos sin buscar qué los está originando. Recuerda que pueden ser causas físicas (hambre, sed, sueño, dolor, necesidad de ejercicio físico), emocionales (sobre-excitamiento, celos, temor, inseguridad, necesidad de contacto físico o de conexión con sus figuras de apego), sensoriales (algunos niños responden de cierta manera a ciertos estímulos como el ruido excesivo), o responder a una necesidad de desarrollo (por ejemplo, un niño que necesita escalar porque está desarrollando esa habilidad motora). Es muy importante buscar qué necesidad están intentando cubrir con ese comportamiento inapropiado y buscar la manera de ayudarle a cubrirla de manera apropiada.

¿Y si no consigo que nada funcione?

Pide ayuda. Habla con otros padres que compartan tu forma de crianza, explícales la situación, dales detalles. Muchas veces es más fácil ver lo que hay detrás de un comportamiento cuando se mira desde la distancia y con objetividad. Otras veces podrás encontrar a alguien que haya pasado por lo mismo y te puede ayudar. O si quieres también puedes preguntarme a mí, que aunque no soy experta ni mucho menos, he leído tanto sobre crianza que lo mismo he leído algo alguna vez que se parezca a lo que te pase a ti.


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¡Mil gracias por leerme!

¡Feliz Crianza!

13 comentarios:

  1. Muy atinado y útil su artículo, lo compartiré con mis contactos interesados en educación infantil.

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    1. ¡Muchísimas gracias por tan amable comentario! Me alegra mucho saber que hay quien lo encuentra útil y que en cierto modo estoy aportando mi granito de arena a que los niños tengan unas infancias llenas de respeto. :)

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  2. Excelente artículo. Quisiera algún consejo ya que tengo dos pequeñas una de dos años y otra de uno. La mayor hace rabietas y se hace para atrás y ya varias veces se a Pegado en su cabeza. La otra bebé la comenzó a imitar y comienza hacer lo mismo. Que puedo hacer. Gracias

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    1. ¡Gracias por comentar! Intentaré ayudarte con lo que me comentas:
      Primero de todo, el comportamiento que comentas es perfectamente apropiado a su edad y su desarrollo emocional. Así que por ese lado, puedes estar tranquila.
      Golpearse en la cabeza durante los desbordes emocionales es algo bastante común, una manera más de demostrar que han perdido el control. Lo normal es que sea una etapa que vaya pasando según van adquiriendo otras herramientas, especialmente si desde temprana edad trabajamos con ellos la inteligencia emocional y les ayudamos a aprender a expresar con palabras cómo se sienten. Es cuestión de tiempo que esta etapa pase.
      ¿Qué haría yo mientras tanto para ayudar a que la etapa no se prolongue más de la cuenta? No reaccionar al comportamiento en sí. Hacer referencia al sentimiento que hay detrás de la rabieta, validar, acompañar (todo lo que os aconsejo siempre) pero no hacer ninguna referencia a los golpes. Si se golpea, y le duele, puedes tener que consolarle también por eso. En ese momento podría ser buena idea ofrecer una alternativa mejor: "Si necesitas tumbarte cuando te enfadas, tal vez puedas hacerlo en este colín, así no te harías daño." Pero aparte de eso, poco más.
      Lo lógico es que no llegue nunca a lesionarse de verdad porque su propio instinto de supervivencia no lo permitiría. El propio dolor derivado de esa forma de expresarse le va a funcionar como una "consecuencia natural" y hará que vaya desapareciendo por sí misma.
      Espero haberte ayudado un poco. Si tienes alguna pregunta más, ya sabes donde encontrarme. ;-)

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  3. Mis gemelas de 20 meses se enfadan y gritan. Todo el tiempo cuando se enfadan gritan. Yo trato de hablarles con calma y preguntarle qué quieren. Y se enfadan más son prematuras aún no hablan. Y me imagino que las frustra. Pero ya lo hacen por todo y entre ellas se gritan cuando alguna quiere el juguete de la otra. Es muy molesto.

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    1. Como bien dices, es una etapa muy molesta pero totalmente normal, agravada por la frustración de no poder comunicarse de otra forma aun. El problema de los gritos es que están totalmente fuera de tu control, no tenemos manera humana de controlar lo que sale de la boca de nuestros hijos. No hay frase mágica ni bloqueo físico que pueda controlar eso. Lo único que puedo recomendarte es responder con calma, intentar averiguar qué están intentando comunicarte, ponerlo en palabras para que vayan cogiendo herramientas nuevas, y unos tapones para los oídos.

      En serio. Unos tapones que reduzcan el nivel de ruido lo suficiente como para que no te resulte tan molesto y te deje reaccionar de una forma óptima. Si los gritos te crispan los nervios, tu cerebro entra en modo emergencia y lo único que quiere es que pare, que pare a toda costa. Como en mi opinión no hay manera respetuosa de hacer que unas niñas de 20 meses paren de gritar cuando nosotros queramos, lo único que te queda es usar tapones para minimizar esa crispación. La etapa pasará, mientras tanto, procura actuar como digo siempre: respondiendo al mensaje o a la necesidad que hay detrás del comportamiento. ¡Ánimo!

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  4. Saludos! Estoy intentando implementar esta estrategia de las palabras mágicas y me parece que al momento funciona... Pero el comportamiento se repite a los 5 minutos. En mi caso mi bebé de 2 años, pega, muerde y pellizca cuando cualquier cosa le disgusta. Lástima a los niños en la guardería y hasta muerde con mucha rabia los juguetes si no funcionan como el quiere. Lo mismo hace con las personas o si se golpea con una silla o mesa. Jugamos con el y le hablamos mucho, le explico que no debe lastimar a las personas ni a los juguetes y pues ya no se que más hacer... No se porque se frustra tan rápido y se disgusta con todo y todos. En la escuela firmo varios reportes al día y me dicen que le hablan mucho... Que puedo hacer?

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    1. ¿Has leído esta entrada?http://crianzarespetuosayconsciente.blogspot.com.es/2016/08/cuando-los-ninos-pegan-muerden-o-dar.html

      Normalmente cuando los niños repiten una y otra vez una acción es porque no están recibiendo el mensaje que buscan de nosotros. Tal vez nota tu ansiedad, tu preocupación, tus dudas cuando lo bloqueas y eso hace que desee repetirlo de nuevo. O tal vez estás bloqueando el comportamiento pero no estás atendiendo a la necesidad que hay detrás con lo que al persistir la necesidad, persiste el comportamiento.

      Siempre me salta una alarma mental cuando veo expresiones como "yo le explico", o la que tú usas "le hablan mucho"... Tiene dos años, sabe que no debe pegar o morder, pero no es capaz de controlar el impulso. Hablarle mucho no va a solucionar eso, sólo le va a hacer sentir peor emocionalmente con lo que su frustración será mayor y este tipo de comportamiento más frecuente. Lo que necesita es que los adultos que estén con él se peguen a él como una lapa, y lo bloqueen cada vez que vean que va a pegar, y que lo hagan como si nada, como si fuera lo más fácil del mundo. Y si necesita un momento para tranquilizarse, que le acompañen.

      Por lo que cuentas, tienes la sensación de que tu hijo se frustra demasiado rápido y se enfada con todo... ¿Qué tal duerme? Mi hijo siempre tiene menos tolerancia a la frustración y a otros niños cuando está cansado. También es posible que el entorno de la guardería le resulte sobre excitante, no todos los niños tienen el mismo umbral de excitación.

      Por desgracia, tú no puedes intervenir en cómo manejan la situación en la guardería, y doy por hecho que con las ratios que tienen normalmente, que un adulto se pegue a él como su sombra para bloquearle debe de ser poco menos que imposible, así que no estoy segura de qué podrías hacer tú al respecto si no estás allí.

      Cuando sí estés con él, sigue haciendo lo que estás haciendo. Pero no te quedes sólo en la frase y en el bloqueo, necesitas ir más allá. ¿Por qué lo hace? ¿Qué te está queriendo decir? ¿qué necesidad hay detrás del comportamiento? ¿Tiene sueño, hambre, sed, necesidad de contacto o de atención positiva? ¿qué tal habilidades verbales tiene? ¿es posible que se frustre porque siente que no puede comunicarse contigo? ¿le das alguna vía para liberar esa frustración? Dices que a veces muerde los juguetes, eso en principio no tendría por qué ser malo, quiero decir, le podrían estar sirviendo como una especie de pelota de estrés. A los juguetes no se le hace daño como tal, se pueden romper, pero no muchos juguetes se romperían por un mordisco de un niño de 2 años.

      A lo que voy, el comportamiento es normal. Tiene dos años y sus emociones son verdaderos tsunamis que no tiene manera de controlar. Los adultos deben estar ahí para, por una parte, hacerle saber que es normal y, por otra, para ayudarle a no hacerse daño a sí mismo y a los demás cuando pierde el control.

      No sé si te habré resuelto algo...

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  5. hola muy buen articulo..intenti implementralo siemore apesar de que me super cuesta no fruncir y demostrarme molesta cuando me muerde!! le eogo kote dejare que me muerdas pero es casi un reflejo ya para cuando.me doy cuenta que ya le dije trato de recordarlo pero es practicamente automatico ella tiene 18 meses y tambien tiene una caracteriatica que me llama la atencion cuando se frusta o se enoja por algo ella se aleja de la situacion yo le digo que la amo que es normal que este enojada y trato de estar cerca el tema es que ella vuelve a alejarse y me observa desde donde este yo hasta el.moemnto me limite a respetar su no ganas de estar en contacto y desde donde estoy le digo que yo la amo y la esperare hasta que ella asi lo quiera y despues de unos segundos vuelve tranqui como si nada hubiera sucedido y segue jugando..no se si esta bien pero es lo que me nace hacer en ese momento ..gracias por tus articulos me ayudan mucho

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    1. Ya, es difícil no reaccionar al dolor, especialmente si te sorprende. Es algo automático y es casi imposible de controlar. Intenta que sea una reacción breve y en cuanto te des cuenta cámbiala por una más neutra.
      Lo que me dices de que ella se aleja me parece estupendo. Está desarrollando sus propias estrategias para gestionar sus emociones, y tomar distancia es una muy buena opción. Sigue haciendo lo que estás haciendo, dale su espacio y muéstrate disponible para cuando te necesite, no necesita más. :) Un saludo y gracias por comentar!

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  6. Muchas gracias por tu artículo, espero que me sea de utilidad. Llegué a un punto en el que ya estoy viviendo con drama el asunto de los golpes y revoleos de cosa. Mi hijo es un bebé muy activo y despierto. Tiene 2 años y hace 3 meses empezó el jardín. Esto le ha cambiado los horarios, ya que se rehusa a dormir la siesta en el jardín. Hace un tiempo empezó a pegarme y tirarme el pelo. Cuando se frusta (muy rápido) tira todo lo que tiene adelante y yo ya no lo entiendo. Se enoja cuando le digo que no o cuando no entiendo lo que él me pide. En el jardin no tiene estas conductas... pareciera que es sólo conmigo ya que pasa la mayor tiempo solo conmigo (su papá trabaja 14 dias fuera de la ciudad). Me he encontrado gritándole enajenada y no me gusta ese rol... va en contra de todo lo que le quiero enseñar pero a la vez no doy más. ¿Algún consejo?

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    1. Hola Ángeles, no sabes lo típico que es lo que cuentas de niños que se "portan bien" en la guarde (o en el cole) y luego se desatan cuando llegan a casa. Parece que eso significaría que estás haciendo algo mal, pero es todo lo contrario. Significa que lo estás haciendo bien. Los jardines tienen un montón de normas y rutinas, y los niños tienen que hacer un esfuerzo sobrehumano para controlarse. Cuando salen están francamente exhaustos y como en casa se sienten seguros, pues sacan todo ese agotamiento/frustración/sobreexcitación que han ido acumulando a lo largo de la jornada. Si a eso le sumas que ha dejado una siesta, pues más agotamiento todavía. En fin, que cuando llega a tus brazos está exhausto y con nulo control sobre sus impulsos, y como contigo se siente a salvo y seguro no tiene miedo de dejar salir toda esa tensión que ha acumulado a lo largo de día, como si fuera una olla a presión. Y a ti te pasa algo parecido, estás agotada, y cuando estás agotada te resulta más difícil controlar tus propios impulsos, y por eso gritas aunque no quieras. Tu hijo tampoco quiere pegarte, ni enfadarse, pero es que no puede evitarlo.

      El mejor consejo que puedo darte es que conviertas en prioridad el buscar un rato para TI sin ningún tipo de culpabilidad. Necesitas estar mejor para poder funcionar como deseas. Hay un post sobre Autocuidados en el blog que te puede venir bien leer si no lo has leído aún. Podrás encontrarlo utilizando el buscador que hay en la parte de arriba de la página. También te vendría bien leer un post que se llama "¿Gritas a tu hijo y te gustaría dejar de hacerlo?" que también trata el tema del autocuidado pero incluye otras cuestiones que pueden ser factor también en que perdamos los nervios. Busca también el post sobre desarrollo infantil para que veas que es perfectamente normal, y que según te vayas acercando a los 2.5 años va a ir a más. Y si no lo has hecho aún, lee el post sobre Entender las rabietas, para que sepas lo que le pasa al cerebro de tu peque cuando se frustra de esa manera, así conseguirás entenderlo un poquito más. Espero haberte ayudado, un saludo y mucho ánimo.

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  7. Encontrar tu blog ha sido maravilloso, quisiera poder leer todas tus entradas en una sola noche (las que me ha dado tiempo de leer me resultaron tan útiles y aclaradoras y tranquilizadoras...) Mil gracias desde Perú, por acercarme a esta forma de crianza que creo todos los padres deberíamos de practicar.

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